14/enero /2013 / Sala Superior 4/2013

México, D.F.

La creación del Código de Ética Judicial en materia electoral que impulsa el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), se da en el momento oportuno, luego de la realización de un proceso electoral federal complejo, que concluyó de manera exitosa, aseguró la directora de Desarrollo Institucional de la Universidad Panamericana, María del Carmen Platas Pacheco, quien dijo que dicho instrumento reforzará la confianza ciudadana en los comicios.

La especialista advirtió que “sin ética no hay futuro para la política” y que ésta, desvinculada de la primera, da como resultado violencia y corrupción, por lo que celebró que en el máximo órgano jurisdiccional del país en materia electoral se genere un espacio para reflexionar sobre los elementos particulares que deben aplicarse a las funciones de los impartidores de justicia en el ámbito comicial.

Durante una entrevista en el programa Justicia electoral a la semana, que conduce la periodista Guadalupe Juárez Hernández, la académica precisó que la ética es, por sobre todas las cosas, un conjunto de disposiciones y valores vinculados al trabajo profesional y al comportamiento de las personas en su entorno social.

Platas Pacheco subrayó que en el ámbito electoral, el ejercicio de la ética cobra especial relevancia, “porque lo que está en juego es, ni más ni menos, la garantía de que los procesos democráticos se realizan de conformidad con las leyes que nos rigen”.

Indicó que la creación de un Código de Ética en esta materia, entendido como un conjunto de tradiciones y modos de hacer, que la experiencia ha probado que conducen al camino correcto, brindará a la ciudadanía la certeza de que el Tribunal Electoral sancionó de conformidad con la ley cada uno de los procesos electorales que se han llevado a cabo; que su voto ha sido respetado, y que quienes acceden a cargos de elección popular reúnen las condiciones y han resultado triunfadores en los comicios.

Ejes rectores de la Ética judicial
María del Carmen Platas Pacheco opinó que la ética judicial electoral debe guiarse por cinco grandes principios:

• El respeto a la ley
• Independencia y neutralidad
• Transparencia
• Minuciosidad
• Orientación al servicio público

Al explicar dichos conceptos, señaló que el respeto al orden jurídico debe constituir un principio rector de la actuación de los servidores públicos que trabajan en los organismos jurisdiccionales, al igual que ocurre con la independencia y la neutralidad, que garantizan a los ciudadanos el respeto a la voluntad expresada en las urnas.

Respecto de la transparencia dijo que los procesos electorales, para ser creíbles en sus resultados, tienen que ser transparentes, lo que significa que todos aquellos que estén acreditados para tomar parte de un proceso comicial deben tener derecho y acceso a la información necesaria para realizar sus tareas.

El cuarto principio, detalló, tiene que ver con la minuciosidad; es decir, con la exhaustividad: no dejar pasar ningún detalle y, sobre todo, tener clara conciencia de que en materia electoral cada voto cuenta; por último, el principio de la orientación al servicio público recuerda al servidor público que el gran destinatario de todos los esfuerzos en materia electoral es la ciudadanía.

La formación de ciudadanía cierra el círculo virtuoso de la democracia
La doctora en Derecho expresó que junto con esta gran reflexión sobre ética en materia electoral que impulsa el TEPJF, es necesario redoblar esfuerzos en la formación de ciudadanía, porque sólo en la medida en que los ciudadanos estén informados y motivados a participar en los procesos electorales respetando las leyes que nos rigen, podrá cerrarse el círculo virtuoso que requiere la democracia para su funcionamiento.

Finalmente, puntualizó que la ética forma parte de las materias curriculares de los estudios profesionales, pero la consideró necesaria en las etapas más tempranas de la formación académica, por lo que se deben impulsar los valores relacionados con el civismo y la civilidad para que se consolide, en nuestro país, una vida ciudadana en plenitud.